EL SHENG

En el año 2009 llegó a Valledupar Mario Chung, panameño de ascendencia china que andaba en busca de otros sonidos del Acordeón;  al llegar al Festival  se deslumbró con la técnica como se interpreta El vallenato tradicional: Rutina de fuelle, Acordes nutridos y bajos mantenidos; fue tanto su encanto que se quedó todo el mes de mayo  en la academia Rafael Escalona de la FFLV aprendiendo de nuestras habilidades y además recibió una lección enriquecedora sobre la historia del Acordeón de parte del profesor José Méndez.

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Este infrecuente alumno antes de partir hacia su país quiso resolver algunas inquietudes con  concursantes, jurados, directivos del Festival y  personas del común; entre otras,  por qué  se concursaba exclusivamente con Acordeones Hohner, si conocían el origen del instrumento y muchos interrogantes más que no le fueron respondidos. Quedó con la espinita  y en el 2010 regresó con algo extraño que parecía más un pájaro exótico, que un Acordeón. A una de las personas que presentó el singular elemento musical fue al vallenatófilo Iván Gil, éste le dice: espere un momento,  me ha sacado del brazo de donde yo permanecía, que era en el lanzamiento de un libro sobre la vida y obra de Colacho Mendoza y me dijo “por ahí anda un chino con una cosa rara y nadie sabe que es” al llegar donde estaban, le expresa, muestre otra vez para ver si este sabe: al verlo sentí una de las emociones más raras que he tenido, el corazón se me alarmó; claro, estaba al frente de la pieza  que me faltaba para completar e iniciar con paso firme  mi obra cultural.

Con el tiempo caí en cuenta que Chung quiso demostrarnos que el fuelle bohemio que nos ha prodigado tanto reconocimiento no es íntegramente europeo, sino que la china también tiene su aporte significativo. El cuento de cómo tuve que hacer para que me lo donara otro día se los narro.

Tres mil años antes de Cristo hizo su aparición en la China; su leyenda es la siguiente: un emperador envió a las montañas de su dominio  un estudioso para que encontrara la manera de reproducir el canto del Ave Fénix, al regresar el enviado trajo el  SHENG, capturó la música para la humanidad y de paso el génesis del Acordeón.

Consta de una caja de resonancia, tubos de bambú, cada cual con una  lengüeta, he aquí el principio sonoro, el gran aporte de la China al Acordeón. Representa alegóricamente los tres reinos de la naturaleza: El reino animal por su embocadura en forma de cuello de oca, el mineral por las lengüetas metálicas y el vegetal por los tubos de bambú. Estos conocimientos musicales llegan a Europa en los años 1770, se inicia la competencia en los distintos países para ver quién logra hacer con ese principio un diseño que no hubiera necesidad de insuflarle aire soplándole. Quien logra patentar el primer Acordeón fue el austriaco Ciryl Demian, el 6 de mayo de 1829. Lo que nunca imaginó el vienés era que por su invento se fuera a crear un certamen que iba a producir más reyes que en la misma Europa y además un Museo en Valledupar, Cesar, Colombia que le hiciera homenaje permanentemente a su creación.

En el año 1999 el maestro Andrés Turco Gil estuvo en Castelfidardo, Italia, emporio de Acordeones, en la fábrica  Dino Baffetti y logró tomarse una fotografía, donde uno de los directivos le explica el modo de tocarlo, y por supuesto la historia del mismo. Si nos causó   frenesí en ese momento la imagen, hoy su presencia física es atractiva y permite compartirla con nuestros visitantes.

 

En el mes de agosto de 2013 estuvo de visita el embajador de la China  Wang Xiaoyuan, en Valledupar, la Asociación de Amistad colombo-china tuvo a bien traerlo al museo para que conociera de primera mano sobre vallenato; cual sorpresa la del embajador, cuando inicio mi relato con el símbolo musical de su cultura, me miraba de frente, de soslayo, de todas formas, yo seguía rigurosamente mi narración como lo ameritaba la circunstancia, hasta cuando el ilustre visitante medio sonríe ante la tensa concurrencia, que estaba pendiente de su mirada, de sus movimientos, de la investidura de su dignidad y nos pronuncia esta perla: “y no será un cuento Chino”. Se rompió el hielo, las sonrisas afloraron, sesión de fotos, intercambio de regalos y un gran momento que nos recuerda que:

LA CASA BETO MURGAS-MUSEO DEL ACORDEÓN ES EL ESPACIO DESIGNADO PARA REVIVIR ESTA FASCINANTE HISTORIA.

Visita del embajador de la China Wang Xiaoyuan a Valledupar.

 

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