Pacho Rada o el padre del son: fue juglar, actor, rey vitalicio del festival vallenato, rey primaveras del ayer de cuna de Acordeones en Villanueva, mítico, legendario, progenitor del rey vallenato Beto Rada Ospino y de Pachito Rada Ortiz; sin duda, un personaje de pergaminos en la música Vallenata. En su postrera carrera artística fue escogido para que filmara la película El Acordeón del diablo dirigida por Stefan Schwieter, alemán-suizo, que se trasladó a Macondo para realizar esta mágica producción, sobre la llegada y acogida de los acordeones en nuestra américa.
Beto y Pachito, los músicos más sobresalientes de esta familia musical del Difícil, Magdalena, iniciaron esta actividad muy jóvenes y cualquier día que estaba ensayando el primero, debajo de un árbol, llega su padre y le manifiesta que le dé el instrumento para entregárselo a Pachito, ¡Hoy me hago libre!, fue la expresión de aquel adolescente de quince años que no soportó que le desprendieran parte de su vida, en beneficio de su hermano de padre, mayor que él.
El resentimiento tocó su corazón, salió del pueblo sin avisar y sin itinerario. Más tranquilo y retirado de su entorno familiar, pensó en un pueblo lleno de acordeoneros y de dinastías, donde pudiera descargar su ira con Acordeones prestados El Paso-Cesar, llegó en busca de Alejo Durán y Naferito, pero, no estaban, siguió su viaje, llegó a Astrea y encontró casualmente a Luis Enrique Martínez tocándole una parranda a Félix Peña. Le contó todo y le agregó que quería ganarse un Acordeón trabajando, éste le dijo, si quieres sígueme y fue así como conoció El Guamo, El banco, Pinto, Santana y Mompox; allí, en este patrimonio de la humanidad, un señor apodado El Mocho le regaló un Acordeón a Luis Enrique, éste llamó a Alberto y le comentó: se te van a cumplir tus deseos y le obsequió uno de los de él. Fue tanta la emoción que sintió al tenerlo en sus manos, que no apreció el gesto generoso del Pollo vallenato, ya que al tercer día lo abandonó y se regresó para el Difícil. Le avisaron a Pacho que había regresado el hijo ausente, quien al ver a su papá le espetó; estoy enojado con usted, pero, “no hay mal que por bien no venga” me encontré con Luis Enrique y ahora si vengo “afilao” porque me enseñó una cantidad de pases que me puede echar al que usted le dé la gana.
El viejo Pacho había comprado dos Acordeones en Chibolo y le dijo: Albertico pa’ que no estés molesto conmigo, te voy a regalar este Acordeón, efectivamente reinó la paz de nuevo, aumentó su patrimonio instrumental pero también su compromiso doméstico, porque a los dieciséis años lo casaron y se vino a vivir a Valledupar, sin embargo, el maestro Pacho se llevó nuevamente el Acordeón, después regresó con unos nietos, pero, se quedaron sin pasaje para seguir hacia Santa Marta y no tuvieron otra alternativa que empeñarlo, el cual nunca rescataron.
En Valledupar es de conocimiento público mi afición por este instrumento; se me apareció alguien diciéndome que él tenía un Acordeón que había sido de Pacho Rada, le repliqué, cómo me lo pruebas, quedó sin elementos de juicio. Mi curiosidad por ese viejo Acordeón me llevó a la casa del Rey Vallenato Alberto Beto Rada, quien detalladamente me narró este episodio.
Hoy es de las piezas que exponemos orgullosamente, si tenemos en cuenta la grandeza folclórica de los protagonistas que la ejecutaron. Reitero lo que le dijo el hijo al papá: “No hay mal que por bien no venga”, si hubieran tenido plata para el pasaje, la leyenda fuera otra
LA CASA BETO MURGAS-MUSEO DEL ACORDEÓN ES EL ESPACIO DESIGNADO PARA REVIVIR ESTA FASCINANTE HISTORIA.
Muy bonita historia que incluyen a dos de los grandes del vallenato Luis Enrique Martínez y Pacho Rada